6 cosas que hay que saber cuando se comienza a usar anticoagulantes

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Los anticoagulantes son una clase de medicamentos que interfieren en el proceso de coagulación del organismo. Actúan ayudando a disolver coágulos existentes o reduciendo las probabilidades de que se formen coágulos en primer lugar.

Al prevenir los coágulos de sangre, los anticoagulantes ayudan a prevenir emergencias tales como derrame cerebral, ataque cardíaco y embolia pulmonar,” explica Austin Chen, farmacéutico certificado en Express Scripts® Pharmacy.

Los anticoagulantes se recetan para varias condiciones de salud diferentes, entre ellas:

  • Ritmo cardíaco anormal: la fibrilación auricular (ritmo cardíaco irregular y con frecuencia muy rápido) puede hacer que la sangre se acumule en la cavidad del corazón y aumente el riesgo de formación de coágulos. Los anticoagulantes pueden ayudar a reducir el riesgo de coágulos.
  • Trombosis venosa profunda (TVP): la trombosis venosa profunda es una condición en la cual se forma un coágulo en las venas profundas, por lo general en la pierna. Los anticoagulantes se usan para evitar que el coágulo crezca o que se mueva y vaya a los pulmones, provocando una embolia pulmonar (coágulo de sangre en los pulmones).
  • Pacientes con antecedentes de derrames cerebrales o ataques cardíacos anteriores: al prevenir la formación de coágulos en las arterias coronarias, los anticoagulantes pueden reducir el riesgo de tener otro derrame cerebral o ataque cardíaco.

Tipos de anticoagulantes

Hay varios tipos de anticoagulantes:

  • Los antagonistas de la vitamina K, como la warfarina, interfieren en el uso que el organismo hace de la vitamina K, necesaria para la coagulación de la sangre.
  • Los anticoagulantes orales directos (DOAC, por sus siglas en inglés) como Eliquis® (apixaban), Pradaxa®(dabigatran), Xarelto® (rivaroxaban) y Savaysa® (edoxaban) actúan directamente sobre factores específicos de coagulación de la sangre.
  • Los antiagregantes plaquetarios, como aspirina en dosis bajas y Plavix (clopidogrel), impiden que las plaquetas se aglutinen y reducen el riesgo de formación de coágulos.

"La mayoría de los anticoagulantes se toman de manera ambulatoria por vía oral, pero hay algunos que en general se administran en un entorno hospitalario por vía intravenosa o mediante inyecciones subcutáneas, como por ejemplo la heparina y Lovenox® (enoxaparina)”, señala Chen.

Entender los riesgos de usar anticoagulantes

Comenzar a usar anticoagulantes es una decisión médica significativa que conlleva sus propios riesgos asociados. Es importante estar bien informado y trabajar en conjunto con tu equipo de cuidado de la salud durante todo el proceso.

Estas son seis cosas a las que debes prestarle atención antes de empezar a usar anticoagulantes.

1. Observa si tienes un sangrado excesivo.

Los anticoagulantes reducen la capacidad de coagulación natural del organismo y por eso un pequeño golpe o rasguño puede provocar un moretón o sangrado prolongado. Los pacientes deben estar atentos en caso de sangrado que no se detiene, por ejemplo de las encías, de la nariz, en cortes y rasguños.

Si te cortas, asegúrate de presionar sobre el corte con una gasa y de mantener el lugar del corte por encima del nivel del corazón. Si luego de 15 minutos todavía sale sangre del corte, prueba aplicar un producto de venta libre como QuickClot® o BleedStopTM. Si ninguna de estas sugerencias funciona, llama al 911 o acude a la sala de emergencias más cercana. .

“Es conveniente que los pacientes eviten practicar deportes bruscos y actividades de mucho contacto, ya que podrían implicar un mayor riesgo de que se formen moretones y haya sangrado interno”, afirma Chen. “Los pacientes también deben estar atentos a los signos y síntomas de sangrado interno. Un sangrado lento se puede presentar en forma de fatiga, dificultad para respirar, palidez en la piel y heces oscuras y alquitranadas. Un sangrado rápido puede causar síntomas de derrame cerebral o dolor abdominal y de espalda”.

2. Podrías sentirte enfermo.

Un efecto adverso de los anticoagulantes es un recuento sanguíneo bajo. En consecuencia, los pacientes pueden sentir náuseas, debilidad, mareos y fatiga.

3. Presta atención a las interacciones entre medicamentos.

Habla siempre con tu médico antes de comenzar a usar medicamentos nuevos, incluso medicamentos de venta libre y suplementos.

Algunos medicamentos, alimentos y suplementos dietarios pueden interactuar con los anticoagulantes y potencialmente afectar la manera en que se metabolizan o aumentar el riesgo de efectos secundarios, como sensación de malestar o enfermedad.

  • Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como aspirina, ibuprofeno y naproxeno, pueden aumentar el riesgo de sangrado si se usan con anticoagulantes.
  • Determinados antibióticos, como Bactrim, ciprofloxacina, metronidazol y claritromicina afectan la manera en que se metabolizan los anticoagulantes.
  • Algunos antimicóticos pueden aumentar el riesgo de sangrado.
  • Los suplementos herbarios como ginkgo biloba, ajo y vitamina E pueden tener propiedades anticoagulantes y aumentar el riesgo de sangrado si usas anticoagulantes. El ginseng, la coenzima Q10 y la hierba de San Juan pueden reducir la eficacia de los anticoagulantes.
  • La vitamina K, tanto si se toma como suplemento o si se obtiene de los vegetales de hojas, de color verde oscuro, es particularmente peligrosa si tomas warfarina
  • El alcohol, el jugo de arándanos y el pomelo o toronja también pueden interactuar con los anticoagulantes y afectar la manera en que se metaboliza el medicamento, y aumentar el riesgo de sangrado.

4. Todos tus proveedores de cuidado de la salud deben conocer tu situación.

“Tu farmacéutico, tu dentista e incluso el oftalmólogo deben saber si estás usando anticoagulantes”, afirma Chen.

Los pacientes deben informar a su dentista para que tenga especial cuidado durante los controles. Si es necesario realizar una cirugía oral, tu dentista evaluará el riesgo de sangrado en comparación con el riesgo de formación de un coágulo de sangre para el procedimiento. Además, tus encías son delicadas; cepíllate los dientes con cuidado, usa un cepillo dental blando y prueba usar hilo dental encerado.

En general, los anticoagulantes no afectan la cirugía de cataratas, pero de todas maneras es conveniente que tu oculista esté enterado, para que se puedan reducir los efectos secundarios.

5. No omitas ninguna dosis.

“Algunos anticoagulantes se deben tomar con un esquema de administración estricto”, advierte Chen.

Si efectivamente omites una dosis, cualquiera sea el motivo, puedes ingresar a tu cuenta en express-scripts.com/rx y seleccionar el nombre del medicamento para ver respuestas a preguntas frecuentes, entre ellas qué hacer si te faltó tomar una dosis. Alternativamente, puedes consultar la información para el paciente que se te proporcionó con el medicamento. Habitualmente contiene indicaciones específicas con respecto a qué hacer si omites una dosis.

Si aún no estás seguro, te recomendamos que te comuniques con tu médico o tu farmacéutico. Ellos pueden asesorarte sobre los pasos a seguir.

6. Ten algunas precauciones de seguridad adicionales.

Los anticoagulantes aumentan el tiempo que la sangre demora en coagularse. Si bien esto es beneficioso para las condiciones médicas que se mencionaron anteriormente, implica que cualquier lesión que incluya sangrado puede ser más grave.

Si usas anticoagulantes, Chen recomienda tener precaución al manipular cuchillos, rasuradoras o cualquier objeto afilado o puntiagudo que pueda provocar sangrado. También sugiere no cortarse muy cortas las uñas de las manos y los pies, usar guantes para trabajar en el jardín y usar calzado antideslizante para evitar caídas.

Express Scripts® Pharmacy está aquí para ayudar

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Fecha de publicación: 22 de enero del 2024

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